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viernes, 1 de noviembre de 2013

Las Espadas Vikingas

Espada vikinga con la típica guarda corta (parte que protege la empuñadura)
La leyenda y la tradición romántica nos han legado una imagen de los vikingos como un grupo de bárbaros del norte que practicaban la piratería y extendían su furia por Europa.  Se desplegaron como hordas de guerreros sanguinarios coronados por cascos con cuernos y espada en mano, desplazándose en sus embarcaciones, dispuestos a acabar con todo aquello que se les pusiera por delante. No obstante, esta visión del pueblo vikingo no está exenta de tópicos que la historia y el paso del tiempo han contribuido a asentar. En la actualidad, gracias a los estudios históricos basados esencialmente en fuentes arqueológicas, que toman como referencia la cultura material (escudos, espadas, orfebrería,…), se ha desentrañado gran parte de la historia de estos pueblos del norte, y se ha descubierto que fueron un pueblo realmente fascinante.



Por vikingos se conocen a los pobladores de la actual Suecia, Noruega y Dinamarca. Los habitantes de estas tierras poseían rasgos comunes como la lengua, la religión, las costumbres y el carácter, algo que hacía de ellos una realidad étnica común definida como los pueblos escandinavos. A finales del siglo VIII a. C. se inicia la denominada Era Vikinga con el saqueo del monasterio de Lindisfarne en la costa este de Inglaterra, una era que se extenderá en el tiempo durante trescientos años. Este espacio de tiempo será un periodo de luchas constantes por sobrevivir pero también se convertirá en una era de grandes descubrimientos y aventuras.
La palabra vikingo puede derivar del término nórdico vik cuyo significado es cala o bahía pequeña, lo que puede referir que este pueblo se asentaba en bahías. También podría derivarse de la palabra Viken, término que designa la región del fiordo de Oslo. No obstante, a pesar de que en la actualidad este término se ha generalizado y se acepta comúnmente, las fuentes de la época medieval  designan a estos hombres como magus (“infieles”), gall (“extranjeros”), o como lo designan las fuentes árabes y orientales, los rus, término que parece derivar de la palabra sueca ruotsi (“los remeros”).
Los vikingos se extendieron por territorio del Este y Sur de Europa
Los vikingos gozaron de superioridad en el mar, debido sobre todo a la ingeniería de sus barcos. Con sus naves iniciaron una expansión no sólo por tierras europeas, sino que también llegaron a Oriente y al actual territorio norteamericano. En su expansión buscaban sobre todo la apertura comercial a nuevos mercados y la adquisición de nuevas tierras que explotar agrícolamente; todo ello para aumentar su poder y riqueza.
En el inicio de su expansión territorial los vikingos llegaron en primer lugar a la actual Inglaterra, Escocia e Irlanda, zona donde fundan el asentamiento de Dyfflin, la actual Dublín. Siguieron su aventura desembarcando en la zona de Francia donde logran establecerse a lo largo del curso inferior del río Sena. Es entonces cuando el rey de los Francos firma un tratado con Rollón, jefe vikingo, concediéndoles el territorio de Nostria que posteriormente pasará a denominarse Normandía. También los vikingos logran llegar hasta el sur europeo, teniendo presencia en la Península Ibérica e italiana.
Por el Este siguiendo los cursos fluviales  logran atravesar las estepas rusas donde fundarán un nuevo reino, y llegan hasta Oriente estableciendo rutas comerciales de grandes distancias entre el norte Europeo y tierras orientales. En Oriente logran sitiar Constantinopla, capital del imperio bizantino; y establecieron relaciones comerciales con la ciudad de Bagdag.
Desembarco de guerreros vikingos armados con hachas, escudos, lanzas y espadas
Por el occidente llegarán hasta Islandia donde hasta la llegada vikinga a comienzos del siglo IX d. C. únicamente habitaban algunos ermitaños irlandeses. Desde allí, un grupo de vikingos liderados por Erik el Rojo llegó hasta una tierra que se denominaría Greenland, la actual Groenlandia. La expansión vikinga hacia el oeste no finalizó aquí, sino que continuó, convirtiendo a estas gentes del norte los primeros “descubridores” de territorios americanos, quinientos años antes de la llegada de Colón. Será el hijo de Erik el Rojo, acompañado de una treintena de vikingos, quien a finales del siglo X d. C. llegará a la Península del Labrador e irá descendiendo por la costa Este americana.
Los vikingos han pasado a la historia como guerreros excepcionales de gran valentía, incluso en las fuentes cristianas se plasma la admiración que sentían hacia la fuerza y el valor que los escandinavos mostraban en el combate. Hay que decir que no únicamente el pueblo vikingo era un pueblo de guerreros, ya que, al igual que el resto de la población que habitaba Europa en esos momentos, muchas de sus gentes se dedicaban a la agricultura y la ganadería para poder sobrevivir. El aumento de la población y la falta de tierras les obligaron a mirar hacia nuevas tierras. Además los vikingos fueron unos navegantes excepcionales, algo que les llevó a hacerse a la mar en muchas ocasiones en busca de nuevos horizontes donde hacer riqueza, ya fuese bien mediante el pillaje, el cobro de tributos o el comercio.
Monumento de Sverd i fjell con tres espadas vikingas de 10 metros de altura conmemorando la unificación de Noruega por Harald I en el siglo IX
Hay quien denomina a los vikingos “la maldición de la Edad Oscura”, ya que se extendieron por Este y Oeste demostrando una gran severidad que les ha valido esa fama. Ciertamente los vikingos, tal como se ha indicado, eran guerreros muy valerosos y para ellos la guerra era una actividad honorable. Tanto es así que según la tradición religiosa vikinga, los soldados que morían con una espada en la mano tenían un lugar asegurado en el Valhalla, una especie de paraíso. Los vikingos extendieron su poderío a través de la guerra que efectuaban con sus espadas y hachas.
Espadas vikingas históricas halladas en yacimientos arqueológicos
El soldado vikingo se preparaba para la batalla cubriendo su cuerpo con cuero o cota de malla. A su vez, cubrían su cabeza con un casco metálico de forma cónica que solían llevar protectores de metal o cuero para la nariz y las mejillas. Resulta curioso destacar que cuando habitualmente pensamos en un guerrero vikingo solemos imaginarlo con un casco adornado con dos cuernos en los laterales; esta es una imagen que queda lejos de la realidad, ya que los cascos vikingos no llevaban cuernos. Como última arma defensiva del guerrero vikingo podemos destacar el escudo de forma circular realizado en madera y que solía estar recubierto por chapas de hierro.
En cuanto a las armas ofensivas destacan cuatro. La primera de ellas es el hacha con mango largo, un arma efectiva y feroz, utilizada en su mayoría por guerreros de economía más modesta ya que el hacha siempre era más barata que la espada vikinga. No obstante, la eficacia del hacha era indiscutible ya que podía matar a un caballo, partir en dos un escudo o cortar al enemigo de un solo golpe. Otra arma esencial es el arco con el que los vikingos solían comenzar los combates. Eran arcos de tamaño mediano, elaborados casi siempre en madera de tejo y reforzado con cuero. La cuerda del arco, tal como narran los relatos vikingos, estaba hecha con cabellos de mujer trenzados. Otra arma ofensiva muy utilizada, sobre todo por los hombres libres (agricultores sin estatus social) era la lanza. La lanza estaba conformada por un mango de dos metros aproximadamente de longitud que finalizaba en una punta alargada de acero de unos veinte centímetros.
Idealización de el equipamiento que utilizaba un guerrero vikingo:
espada, hacha, lanza, casco, cota de malla y escudo.
Por último lugar, pero no por ello menos importante, se encontraba la espada vikinga que fue una de las armas de mayor uso durante la Era Vikinga. La espada vikinga era un arma realmente efectiva en el campo de batalla; esto se ha demostrado gracias a recientes estudios de restos de enfrentamientos localizados en tierras nórdicas como los de la batalla de Visby en Suecia. En esta zona se han hallado cráneos que han puesto de relieve que más de la mitad de aquellos que murieron a manos de los vikingos lo hicieron tras recibir un corte único y limpio en la cabeza con una espada.
Así pues la espada vikinga estaba diseñada para cortar, gracias a su doble filo, no tanto para estocar. Esto lo confirma el hecho de que el punto de equilibrio de la espada se sitúe bastante distanciado de la guarda, hacia la punta, algo que contribuía a potenciar la energía y dureza de los golpes, aunque dificultaba la recuperación del arma tras asestar el golpe. Esta espada estaba pensada para ser manejada con un sola mano, ya que la empuñadura era muy corta, así con la otra mano el vikingo sostenía el escudo protector. La espada vikinga se completaba con un pomo que solía tener formas lobuladas o triangulares y estaba generalmente hueco.
Las espadas vikingas fueron evolucionando hacia nuevas tipologías, adaptándose a los cambiantes estrategias bélicas, desarrollando pequeñas modificaciones en su morfología a lo largo de los tres siglos que ocupa el desarrollo de la civilización vikinga.  Hay autores que entienden la espada vikinga como una
evolución entre el gladium o spatha romana hacia el medievo, momento en el que se desarrolla la espada medieval tradicional. Autores como R. E. Oakeshott en la década de los 60 o J. Petersen a comienzos del siglo pasado han trabajado e investigado las espadas vikingas y han elaborado listados de tipologías donde establecen la evolución de las espadas vikingas atendiendo a rasgos diferenciales entre ellas.
Espadas vikingas con la firma Ulfberth. Algunas teorías han apuntado a
que esta denominación se referiría a algún taller metalúrgico que elaboraba
 esta tipología de espada.
Esta serie de rasgos que van cambiando pueden resumirse de manera general en las siguientes características. Por un lado, la hoja de la espada vikinga, que se va alargando con el paso de los años y aumenta de peso (no llegando a superar nunca el kilo y medio), se va ensanchando hacia la empuñadura y disminuye hacia el extremo apuntado del filo. Además progresivamente el extremo apuntado se va haciendo más obtuso, reforzando la utilidad de la espada vikinga para tajar más que para estocar. Por otro lado, la guarda de la espada vikinga se va acortando. Un rasgo que no va a variar es el mantenimiento de la acanaladura de la hoja en ambas caras.
No es extraño encontrar espadas vikingas con una hoja decorada en su extremo más proximal a la empuñadura. Los motivos decorativos más habituales eran símbolos o escritura rúnica. Las runas era la escritura empleada por todos los pueblos germánicos que tuvo su momento de mayor esplendor entre los siglos IX y XI d. C. En ocasiones también podía grabarse sobre el metal de las espadas el nombre del artesano que había fabricado la espada.
La espada normanda supone una evolución de la espada vikinga
Cabe destacar una de las evoluciones más importantes de la espada vikinga que anuncia los rasgos básicos que seguirá la espada medieval. Se trata de la espada normanda, desarrollada durante los siglos X al XII d. C. Esta espada muestra una hoja más estrecha y alargada que la espada vikinga. Además el filo se hace más afilado, no tan romo, permitiendo emplearla tanto para el corte como para la estocada. También posee una guardia más ancha para proteger la mano que empuña la espada.
Se puede concluir afirmando que la espada vikinga era el arma favorita de los guerreros escandinavos, tanto es así que los vikingos confiaban su vida a este objeto tan belicoso, tal como atestigua el poema de Esaias Tegner del siglo XIX titulado La Saga de Frithiof refiriéndose al estatuto del vikingo: “[...] No tendrás más tienda que la bóveda celeste: el vikingo con eso se contenta; duerme sobre tu escudo, tu espada en la mano; no te encierres jamás, ya no hay nada inseguro, no temas enfrentarte de cerca con tu adversario…”

Fuente: http://www.aceros-de-hispania.com/espadas-vikingas.htm

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